Como danzando en mitad de un oasis de neón
Mis alas retoman su sexualidad junto a la curvatura de mi espalda
Dulcemente el rojo de mi sangre repartida entre romanos
Se hace fuego en las ansias de otras manos.
Creadoras y sagradas restricciones de piel
Son raíces en tierra árida
Crepúsculo de la nada
Milagro en intuiciones escépticas de la vida.
Como danzando en cielos de acuarela
Mi sonrisa coquetea sin vergüenza a mi nariz
Así que los ojos que antes eran agua
Se dedican a mirarte, tan solo a contemplar
Como un ser tan lleno de luz
Puede alejar el panteón que nació conmigo
Y poner allí una mañana de letargos exquisitos
Que se funden en tu sacra y oportuna esencia…
Desterrando la nostalgia eterna de mis palabras
Y Llenando de pudor a mis temores
A quienes les enseñas el matiz de un hombre eternamente feliz.
