martes, 6 de febrero de 2018

Espejos y una flor

Justo en el instante en el que caía
en la generosidad de un sueño
se metió por la garganta
al son de su manía melómana
el pensamiento: este mundo se encuentra enfermo.

Y es que si nos untamos de esta brea
a veces el optimismo de esta porno-era no basta
y por más agujetas que sujetemos no alcanza
continuamos tropezando con los mismos pasos.

E insomnes con la piel desnuda al tiempo
seguimos quemándonos entre almas colillas
ya fumadas, ya hechas polvo,
entre camas alquiladas
por un pago que vale más que unos cuantos saltos.

Ya con los ojos intentando un desgajo
pensé en sus textos
y sentí lo distante cercano
porque más allá de sudores vanos
y microhistorias porteñas
de falsedades y lealtades de cartón
las cortezas se agrietaron
pero seguimos aquí,
fantaseando con alientos y valles
porque en un mundo de colillas
pesa más la compañía sincera
de dos enfermos en letras
que una historia sin personajes
una canción muda.

Sí, el mundo está enfermo
pero aún quiero mojarme en él
secarme a la sombra
disfrazarme de estrella
sonreír dolencias
si como usted compañero
la amistad florece en un espejo.


Ilustración: Adolfo Serra