domingo, 6 de marzo de 2016

He dejado de leerte

Tus palabras no riman más en mi cabeza
el pájaro dejó de cantar a la misma hora
y mis ojos agobiados dejaron de seguir tus líneas.

Tus monólogos ya no acompañan mis cafés nocturnos
y allí en donde abandoné tu historia
las palabras fueron insuficientes para atarme.

Los cantos de los monasterios
me son ahora más atractivos que lo que guardas por contar.

Veo por mi ventana y las gotas golpean con dureza,
es domingo y pesan días de atrás,
pero, aun así, no busco la calidez de tus sonetos,
que más que eso eran himnos, cantos a la sobreactuación.

No hablemos de perdones, ni rencores,
esta pequeña estrofa no ahumará mi corazón,
es solo que he dejado de leerte,
y viajaré por otras líneas, otros mares,
en donde tu puño en tinta no me obligará a zarpar.