viernes, 22 de junio de 2012

Desnudo


En ocasiones es un dolor innecesario, como quien se desprende día a día un poco de piel, hasta quedar desnudo y a merced del mundo.
Ruinas de voces impregnadas del olor de la mañana y susurros… que sin estribos se posan en oídos castos para corromper el cuerpo y tal vez…solo tal vez… el alma.
Estremecimiento… ojos que cambian de rumbo y fin…
Días en blanco y una noche en rojo… luego llega el púrpura... 
Movimientos que destrozan extremidades y tumban de impacto las pequeñas flores del cerezo…
Partículas que caen y otras que nacen…
Una vela consumida en la ventana y una vida encendida en su llama…
Gritos sin eco, porque el aliento se fue en la primera capa de piel… en la noche en que quedó a merced del mundo.

sábado, 16 de junio de 2012

Bajo la almohada


Duelen las entrañas y duele mi presbicia…
Duelen los años y duele el nacimiento…
Duele el cansancio y duele el camino…
Duele el antes y duele mi ausencia…
Duelen los caracoles que ya no muerden hojas…
Duelen los aromas que ahora no son más que alergias…
Duele el jardinero que abandonó sus claveles…
Duele el florero que ahora es pocillo…
Duele el frío y duelen los cobertores…
Duelen las plumas que se desvanecen en el aire…
Duele lo que era y duele lo que soy…
Duelen las piedrecitas que se cuelan en mi media…
Duele la carne que se descompone sola en la nevera…
Duelen los sueños que jamás terminé de coser…
Duele la injusticia y duele el maltrato…
Duele mi ideología que se ha quedado sin bases…
Duele mi inercia y mi sensibilidad…
Duele el púrpura que ahora es blanco…
Duele la catedral que se despedaza y debajo un crucifijo…
Duele el universo en cajas…
Duele la borrosidad de los ojos cuando trato de alejarme…
Duele un papel en blanco…
Duele que ya no me duelas…
Duele que ya no sienta…
Duelen los puntos suspensivos…duele la basura gramatical…
Duelen las ratas perdidas de su caño…
Duelen las moscas que se comen el cadáver…
Duelen las noches que quemaste sin sentido…
Duele tu actuación, duele mi ignorancia…
Duele la poca fuerza y aún más ese pobre caracol.



jueves, 7 de junio de 2012

Madrugada basura


Hoy no regué la planta, tampoco tuve la necesidad de endulzar mi café. Alcé la vista a la ventana tan pronto me despertó el absoluto convencimiento que usted hacía lo mismo que yo, sin importar que fuesen las 4: 30 a.m.
Las persianas me permitieron divisar el azul grisáceo del cielo, las luces muertas de los postas y la ventana con la luz encendida al otro lado del mundo. Moví la almohada para el marco y prendí el cigarrillo cuarteado que fumábamos en los desvelos cómplices, imposible no traer a colisión el humo de soledades y tormentos compartidos. Nuestra compañía más que amor era un vicio.
4:35 a.m. cae un líquido salado de mis escasas pestañas a la mancha blanca que dejó una paloma en su vuelo incontinente.
4: 38 a.m. me pregunto por qué las palomas dejaron de ser aves para transformarse en los omnívoros de los zapatos y la plaga de los parques.
4: 39 a.m. acepté que usted tenía razón, soy dispersa y pienso cosas estúpidas cuando trato de encontrar verdades retóricas.
4: 45 a.m. recuerdo el azúcar y sus oportunos desayunos, la cocina nunca fue nuestro fuerte pero si nuestro refugio.
4: 50 a.m. interrumpo el recuerdo, necesito respirar.
5:00 a.m. el ruido ensordecedor y la vibración, me sacan del transe, el avión de las 5:00 a.m. que interrumpe mi sueño dos veces a la semana sigue su rutina. Esta vez lo puedo ver, aunque no es posible saber el destino, estoy segura que se dirige al lugar en donde usted está.
5:10 a.m. abro uno de los libros que están en el suelo de la habitación, huele a usted, a lecturas jamás hechas, sabe a tinta vieja, a tinta que muere… a tinta que se esparce en medio de las páginas que escribíamos cuando los besos reclamaban vacaciones.
5:20 a.m. arrojo el libro al rincón aturdido de zapatos, me ensordecen las risas que despertaban mis poemas de zapatos en usted.
5:30 a.m. me boto en la cama como un trozo de carbón en una hoguera…pero ésta no tiene fondo, mi caída se hace eterna, como si pudiera ver mi cuerpo hundirse en las paredes del sofá y difuminarse junto a las hojas pintadas de las sabanas.
6:50 a.m. por fin toco fondo, es hora de bañarme, sé que en la caída usted ha abandonado el lugar, y dejó de ver a la misma ventana.