miércoles, 19 de octubre de 2011

Dulce para roedores...

Fuerte como una densa espuma de jabón, quisiera ser una roca…pero alguna vez lo dije, ellas también lloran…así que no encuentro un cuerpo, mucho menos un alma, tal vez porque no existan, tal vez porque se salió en mitad de un estornudo, o, por tanto tiempo que permanezco en las ventanas, eso es, debió salir huyendo para vivir en las luces de los postas, por eso a veces tengo ganas de botar mis botas a los cables y vivir allí. Un cuerpo de trapecista, no importa que mi peso no venza a la gravedad, porque allí estaré con mis piernas firmes en mi sueño de nubes agrietadas. Cerrar los ojos cada noche y dejarme llevar por lo que nunca fui, por lo que siempre he buscado y por lo que un día moriré…tal vez cuando menos lo espere se apaguen las luces del circo y sin sostenerme en la cuerda seré polvo de graderías y  de zapatos de payaso. Permuto mi cuerpo, sería incluso un gramo de algodón de azúcar, a espera de que llueva y deshacerme en un caño, así por lo menos seré alimento de ratas.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Paisajismo Muerto

Tengo larvas rosas en mis ojos que salen y se instalan en mis muslos.
Una piel de suave seda incrustada en el hasta de una cruz.
Unas manos limpias que se cubren tras la suciedad de mis ansias.
Unos tobillos que excitarían a la maleza de las mismísimas manzanas.
Unas rodillas tan asimétricas que podrían jugar a las escondidas con los Alpes.
Un ombligo tan secreto que podría llegar al triangulo de las bermudas y vivir allí.
Unos hombros que serían faros para embarcaciones que buscan la nada.
Unos ojos que en tus labios volarían bajo una estrella perdida.
Y unos labios que en tu aliento crearían las mariposas violetas más lujuriosas e inocentes del cuento de aquel sanatorio en llamas que soñamos los dos.
Algún día esas mariposas jugarán en los Alpes, en frente de esa cruz que dibujan mis muslos y la nada, siendo faros de aquella estrella perdida, y flotando en la magia de aquellas ansias de una noche ocultarnos en mi ombligo y olvidar que el destino no te trajo antes a mi mundo de larvas.