miércoles, 11 de mayo de 2011

DULCE VIDA

Desnuda frente a su ventana
Pinta ojos al reflejo de su carne
El tiempo no los borra
El hedor de su piel seca y sucia, sí.
Sigue allí,
Su tacto le dirige a su final,
Pero sus manos se mantienen inmóviles,
Inalcanzable la vida
y  más allá de la ventana
… la muerte.

Hora del reposo
En su cama de sombras bendecidas
El descanso eterno se quiebra
Ni siquiera un coma de poros…
Sólo muerte artificial de alma,
Su única salvación y compañera
La ricina de su boca... 

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