Hoy la vida
es como el hilo que colgaba de aquella carpa,
Esa que
renacía de las mangas de un transeúnte callado y sucio,
Sombrillas,
viejos leones, sombrillas, sombrillas… estiércol
Pero al
menos era nuestro… era nuestra miseria, nuestra triste magia.
Hoy fui a
visitar la carpa, y sólo queda la enfermedad de los leones
Y una
desolada banca, los espectadores también se han marchado.
Podríamos
buscar espectáculos en los pozos de coka que dejas en cada vaso
Y seguir
asesinando nuestros pulmones, como cuando éramos niños…
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