Días en que las uñas son insuficientes para devorarlas como
pan.
Días que huelen a carbón, otros que no huelen al más mínimo
recuerdo.
Días en los que se esconden argumentos, tras el equilibrio satírico
del poder y el hambre,
delirios que rondan como credos sin materia, espíritu o
lucha.
Caminos abandonados por horas agotadas de los días como hoy.
Días en los que no basta sonreír y soñar, porque hasta los
sueños
se esfumaron con el veneno tóxico y nauseabundo de la
indiferencia.
Días en que las heridas sangran más al mirar el mundo,
porque ayer, hoy y mañana no son más que un canto desgarrado
de lo que
alguna vez fue una vida.
Días en el que los árboles quieren morir como lluvia
y partirse en miles de partículas que no serán más que
abono,
porque los pequeños pájaros que rondaban sus hojas
murieron en días como hoy.
Días en que los ríos no encuentran desemboque
y las montañas huyen tras las coronas de rosas.
Tristeza que no se va y se traga con su inmensa boca
a días tan vacíos y gastados como hoy:
Días en que extraño besar tus ojos, tocar tus codos, morder
tus uñas
y devorarlas como pan.
Tal vez ahora debas percibir lo inodoro de los recuerdos, disfrutar de la armonía de aquellas frecuencias sonoras del canto desgarrado de tu vida, y que mejor que esos ríos, como la sangre en una herida, hagan su camino y se abran paso para desdibujar un nuevo sendero que debas transitar, en vez de ser aquella cadena que ahora no más pasos deja dar.
ResponderEliminarA veces es difícil dejar que esos ríos tomen su caudal, recuperar fuerzas y dar pasos hacia adelante... pero realmente anhelo, por fin, tomar un nuevo sendero.
ResponderEliminarEs cierto, pero tienes dos opciones: postrarte frente a ellos y obstaculizarlos hasta que, con tal fuerza, te arrastren en su paso o ayudar, como a la energía, a que fluya y siga su camino.
ResponderEliminarSé que fluirán y aprenderé a disfrutar de cada río que venga a mi vida.
ResponderEliminarQuién es Anónimo? Creo saber quien está tras la sombra azul, pero, dime tú.