martes, 17 de junio de 2014

Holograma

Con la velocidad del sonido se fue el antílope,
y en la cacería hasta la sangre se ausentó.
No fue necesario un adiós.
No fueron necesarias las lágrimas, las olas transitorias solo inundan la superficie.
Más abajo de los encuentros jamás planeados
solo transitan palabras sin valor y una escuálida luz,
una que desde mi perspectiva vislumbró un débil holograma,
una imagen que se asemeja más a una pintura infantil,
a una historia de pegar en la nevera,
a una corteza de zanahoria…

Pero es eso: un holograma.
Un producto que mis ojos al creerse placas
replicaron en dimensiones distantes,
reflejando un antílope que resultó
algo menos que una sombra,

algo menos que un nunca jamás.

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