El “para luego”… se mete entre los huesos
y enfría los días, el pecho y el cerebro
los días se pasan casi que en un táctil desliz
la cama sigue fría, los pies también.
Mi vida podía traslaparla a un libro de matiné
ahora los días son crónicas de frío, nada pasa, nada surge, nada acaba.
Con los pies fríos no puede habitarse un cuerpo
y la mente salta de vacío en vacío
no regresa, no acompaña
de vez en cuando, por segundos, arremete
enviando señales de correr, sin tomar nada,
todo se dio, todo se cedió…
Por ello el frío, por ello un cuerpo sin habitar
y el “para luego” espera un mínimo movimiento para soltar.
Mural de La Sole
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