Dudo de mi razón,
Comienzo a creer que la cordura
Se esfuma al pasar del tiempo.
Los recuerdos se hacen aberrantes,
Son más fuertes que mi conciencia,
Desean apoderarse de mi mente.
Son hirientes y mortificantes,
Anhelo que desaparezcan,
Pero ellos se aferran a mí
Como una herida… que cicatriza
Pero no se desvanece.
Mi inteligencia, la fiel escudera
Ha decidido traicionarme,
Se ha dejado vencer por
Los hostigantes momentos
De un amor baldío.
Y allí se encuentran,
La razón y los recuerdos
En una batalla constante,
Sea cual sea el vencedor
Sé con certeza que acabarán
Por asesinar mí fe.
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