lunes, 11 de julio de 2011

ANTISONETO A LA LLUVIA


Nunca pretendí hacer de la lluvia un soneto,
Las gotas de agua no alimentan inspiración alguna en mí,
No comprendo la gravedad ni los ciclos naturales,
Porque de allí se ha extraviado la fragancia del jazmín.

¿Cómo llorar la lluvia? ¿Cómo encerrarla en una galería de letras rotas?
Es más que un simbolismo de transparencia cíclica,
Llega a las palmas de las intranquilas  lechuzas
Buscando en tesoros de un milímetro, las tardes que les arrebató: muerte devota.

Los muñecos de papel, esclavos de su vanidosa escritura,
Suelen reducir la lluvia a amarguras de un tazón,
Las envuelven en lomos profanos y alejan la cerradura,

Por esto es que siento y apostaría mi jardín de abejas lunares
A que la lluvia no es más que una representación del amor cenizo
Que encerrado en un pórtico sale como el humo a disipar las calles.


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