Ámame
porque las circunstancias obstinadas gritan un ¡no!
Ámame
porque el universo trajo a nuestros pies un destino inflamable y nuestras almas juntas arden en un irreparable latido de fuego.
Ámame
porque el cielo cae en lágrimas mientras descalzos buscamos
un abismo cubierto de retornos que no queremos tocar.
Ámame
porque mis manos rozan lo que un corazón huérfano no pudo.
Ámame
porque en las noches cuando vuelves no encuentras una
cama caliente, ni una cena con rosas y velas, sólo
sonríe y abrázame, tras encontrar una taza de café amarga, y una sombra púrpura que lee en soledad a su cactus.
Ámame
y no gires para volver al pasado, yo
me encargaré de eso, al fin y al cabo, tengo una especial virtud
en caminar contraria al reloj y hacer de una historia vieja un
libro abierto que navega en mi mente por siempre, como
ahora, que a pesar de los infinitos viajes de luces mis
palabras continúan aletargadas e inmóviles, igual que mi amor por ti.
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