martes, 13 de octubre de 2015

Y qué si te aspiro

Y qué si te digo que en mis pestañas tengo alas,
un buen par de alas, que una lechuza en un amanecer
dejó caer de su nido para llegar directamente a mi cama.

Y qué si te digo que de mi manos emanan
cadenas fluviales, con veleros que nadie conduce.

Y qué si te digo que en otoño las hojas se enredan en mi pelo,
se tiñe de marrón y naranjas satinados,
un día más enmarañado que otro.

Y qué si te digo que en las mañanas
el sol corta como hermosos diamantes
que desangran, muertes ornamentadas,
dolores que destellan, muchos deslumbrados por el brillo,
yo, por la sangre.

Y qué si te digo que en las noches
juego origami a muerte entre mi pelo y la almohada,
entre mis pies y las sábanas,
entre mis rodillas y la penumbra,
entre mis tobillos y un par de omoplatos.

Y qué si te digo que hay escarcha en mi alma,
blanca por el frío, no por lo clara…

Y qué si te digo que hay días de armonías fascinantes,
y otros, de silencios cómplices…

Y qué si juego a enredarte en mi pelo,
y de repente hacerte una figura de papel
y echarte a rodar en el edredón,
cortarnos en diamantes y volver al nido,
donde todo inició.


Ilustración de: Benze

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