miércoles, 11 de marzo de 2015

Venenos, finales y acordes

Despertaron los gatos en la madrugada
y las calles solo maullaban soledad,
el tren pasó a la misma hora de siempre,
tanta cotidianidad,
tantas ausencias en los bares de luces cálidas.
Mis ojos ya no parecen ojos,
mi espalda ya no parece carne.

Son las 3:00 a.m. y los gatos siguen maullando.
Mis plantas jamás crecieron,
continúo con insomnio,
aún lloro en las noches,
ya no cocino, ni sigo con mi vida orgánica,
y, ahora, encuentro fascinación por las bebidas agrias
que hacen de la gente estúpida.
 
Hay días en los que invento personalidades,
rostros de mí…
Venenos, finales y acordes…
Canciones de jazz y ombligos que no sé,
troncos humanos que parecen sitars,
juego a conjugarlos en música...

Otras noches el tiempo y los recuerdos me traicionan,
me encuentro en nuestra alfombra, desnuda y frágil,
la fuerza no se sostiene de mentiras,
y solo queda llorar, llorar y ser agua,
llorar y maullar junto a los gatos,
llorar, soñar finales y ser agua.

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